miércoles, 23 de marzo de 2011

Impulsos

Perdido en la calle,
alocado por los hechos,
circunsdante a la hora de no saber que hacer,
pero de algo si estoy seguro,
pues vivo pero no muero,
pienso con el corazón más que con la razón,
y camino siendo el alba del anochecer.

Me alimento de mi propio ser,
de ese hambre amable que me indica mi estado de embriagadez,
pues la calle es mi escuela,
mi maestro la acera,
y como compañero,
tengo al sentimiento solitario que me acompaña en todo momento,
porque mis reglas las dicto yo,
las leyes mi propia constitución,
y el jefe de estado,es mi propio corazón.

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