No hay que lamentar cada equivocación pues solo va a quedar en ti la sensación,y que mejor que hacer una reflexión que haga del error una buena solución,sin tener que vivir con la amargura de no haber luchado por lo que pudimos,porque las oportunidades no llegan una detrás de otra,solamente se presentan y nosotros podemos decidir cogerlas o no.
Una reflexión no es un castigo por las acciones que hemos hecho mal,sino un milagro de poder correguir la equivocación,y aprender del error sin lamentaciones que puedan llegar a no creer en las segundas oportunidades.
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