Evidente,
tu puño en mi pecho,
circunstancial,
el golpe recibido en tempestad,
el cual me hace gritar,
aunque en realidad,
no me duela al gesticular,
pues es simplemente la sorpresa
de recibir tal golpe mortal.
Caminos sinuosos percibidos por los sentidos,
piedras echando ascuas,
asi se define mi día a día.
Es mi condena,
pero también llamada,
la recompensa por volver al hogar
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