En la noche peligrosa, sin mas escudo que tu propia cartera y un trayecto pasando desde la puerta de alcalá hasta la plaza mayor con su bocata del gran calamar. Caminas mirando a cualquier lugar pero en ninguno en especial, pues en la noche peligrosa de esta gran ciudad no sabes a donde mirar, y ni te imaginas con quien te puedes llegar a cruzar, pues tus reflejos se han visto cautivados por las historias que cuentan estas calles, por sus montones de suciedad y lugares turbios que frecuentar para llegar a casa, volver a recordar y pensar en volver a salir una vez más.
Por sus barrios con antigüedad, sus cuentos de hadas debajo de cada árbol otoñal y sus parques veraniegos con una fuente en mitad, las palomas alimentadas por jubilados en cada tarde semanal,mercados aquí y allá y un rastro que frecuentar para presenciar un domingo con afán de comprar hasta aquello que no tiene lugar en tu hogar.
Madrid es disputa y discordia, tranquilidad acompañada de vida éxtresáda, es belleza en cada rincón, sorpresas y particularidades en cualquier establecimiento, es amabilidad y bordería en todo escalón, pero sobre todo, Madrid es aquello que conocerás pero nunca en su totalidad pues esta gran ciudad es amiga del viajero pero mantiene las distancias para que nadie pueda conocer lo que es el aburrimiento.
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